Aprendiendo a cuidarme

Aceite de Girasol

El aceite de girasol se obtiene de las semillas de Helianthus annuus. En cosmética destaca por su alto contenido en vitamina E (tocoferoles), ácido linoleico (omega-6) y fitosteroles, que lo convierten en un aceite ligero, emoliente y protector de la barrera cutánea. Es apropiado para pieles normales, secas y sensibles, y funciona muy bien como aceite portador en sérums y lociones.

Aceite de girasol

Antioxidante

Rico en vitamina E y compuestos fenólicos, ayuda a neutralizar radicales libres y a proteger la piel del estrés oxidativo, contribuyendo a mantener la luminosidad y retrasar signos de envejecimiento prematuro.

Hidratante y emoliente

Su contenido en ácido linoleico refuerza los lípidos epidérmicos, mejora la retención de agua y deja un tacto suave sin sensación pegajosa. Reduce la pérdida transepidérmica de agua (TEWL).

Refuerzo de la barrera cutánea

Favorece la síntesis de ceramidas y la función barrera, por lo que es útil en pieles secas, tirantes o que han recibido limpiezas agresivas.

Calmante y antiinflamatorio

Los ácidos grasos esenciales y fitosteroles aportan un efecto calmante que ayuda a mitigar rojeces e irritación, resultando adecuado para pieles sensibles y de cuidado familiar.

Regenerador y reparador

Contribuye a mejorar la elasticidad y la apariencia de pequeñas marcas, apoyando los procesos de renovación cutánea en rutinas de día y noche.

Cabello y cuero cabelludo

Aporta suavidad y brillo sin apelmazar. Útil en mascarillas prelavado, para sellar puntas y para calmar el cuero cabelludo seco o sensible.

Ligero y versátil

Textura de rápida absorción y baja comedogenicidad (especialmente en versiones refinadas). Excelente como base para mezclar con aceites esenciales o incorporar en cremas, leches y bálsamos.

Conclusión

El aceite de girasol es un básico versátil en cosmética natural: antioxidante, protector y confortable para piel y cabello. Su perfil suave y equilibrado lo hace ideal como aceite portador y para fórmulas de uso diario.